
Ahí queda eso. Un medicamento tan normal como es una pildora, que tan sólo sirve para regular el ciclo menstrual y evitar bombos indeseados, puede ser nociva para el medio ambiente y para la fertilidad del hombre. ¿Habíais oído alguna vez algo más absurdo? Pues esperad, que ahora sigue:
"Se puede decir que los medios anticonceptivos violan al menos cinco importantes derechos: el derecho a la vida, a la salud, a la educación, a la información y a la igualdad entre los sexos, ya que el peso de los anticonceptivos casi siempre recae sobre la mujer". Claro, un medicamento que mitiga los dolores menstruales es de lo más sexista para la mujer...
Esta es, sin duda, una prueba inequívoca de que el fuego moja.
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